Descripción
La producción de este disco es sublime, hay muchas más capas instrumentales: guitarras acústicas, eléctricas, slide, órgano, piano, banjo, percusiones y vientos. Todo ello enfocado al preciosismo, donde Leiva es el que lleva la batuta de los arreglos. Rubén, por otro lado, es el hueso, el empaque, la base sólida, el rock que neutraliza la fracción más moñas de Leiva. Ejemplos de todo esto son: “Violento amor”, “La chica del Tirso”, “Amelie”, “El día que no pueda más” y la inconmensurable “Llévame al baile”, con ese solo de guitarra de nervio reprimido de Ariel Rot. Mención aparte merecen “Lady Madrid”, que se convirtió en un himno generacional (y eso es mucho decir) y “Champagne”, que es el máximo exponente de hasta donde llegó el genio compositivo de este tándem.
Fueste: Revistatorpedo
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