Descripción
Si todas las bandas influidas directa o indirectamente por el sonido Wire tuvieran que pagarle un euro (o libra) a Colin Newman y cía., podrían comprar Grecia, EEUU, Irlanda y una islita en el Pacífico. Se cita constantemente «Pink Flag» como la obra definitiva de Wire, pero eso es porque aún no habían entrado en terrenos todavía más pantonosos y difíciles de dirigir como aquí y en «154». Yo todavía me debato por cuál de los tres es mejor, y hoy va ganando el que hoy nos ocupa.
Experimentar con éxito es hacer un disco que siga sonando fresco e inimitado 30 años más tarde y, lo que es mejor, que ese disco gane un valor añadido con el paso del tiempo. Y ese valor añadido es ver con claridad la cantidad de bandas que basan su sonido parcial o totalmente en Wire.
La primera parada es el Goth y el Post Punk oscuro de raigambre JoyDivisioniana. Ahí tenemos los espeluznantes Practice Makes Perfect, French Film Blurred o Marooned. El primero, con sus samples y sintes de película de terror, rompe directamente con «Pink Flag» abriendo el disco de la forma más sombría posible y la constante repetición de «waiting for us», transformándose en un grito desgarrado, puede ser de lo más oscuro del 78. Marooned también es bastante sui generis, pero algunos trazan un vínculo con el estilo victoriano de The Cure. Yo no lo negaría, desde luego. Esos sintetizadores que aquí son sutiles se transformarían, en un disco estilo «Disintegration», en algo bombástico. Quizás, ya cerca del final, I Feel Mysterious Today resume un poco esa sensación de angustia que de vez en cuando sale a relucir en el disco. Ese aumento de la tensión hacia el final, con una ondulante línea de tarareos que acaban abruptamente, es tremendamente inquietante. Puro horror.
Hablando de tensión, el cuasi-Kraftwerk Another The Letter la maneja como nadie. En apenas un minuto, la canción va apilando montones y montones de capas de sintetizadores, un solo de guitarra duplicada bastante particular y un Newman que nos habla de una carta que está por llegar. Al final, concluye abruptamente: «the letter reads ‘I took my own life’».
Segunda parada del viaje wiresiano en el que estamos hoy: R.E.M. Si Wire no hubiera sacado Outdoor Miner, hoy no existiría R.E.M. O quizás sí, pero sería diferente. O quizás no. Pero la conexión es obvia. R.E.M. solo distraía al público cuando hacía una cover del Strange de «Pink Flag», cuando en realidad debería haber versionado esto… aunque claro, poco podría añadirle. Outdoor Miner es lo más dulce de todo Wire, una preciosidad que se acaba demasiado pronto. Tranquilos. Existe una versión extendida (de casi 3 minutos) con un piano que hace llorar. Sí, unos tipos que son capaces de cantar 12XU o I Am The Fly pueden hacer llorar.
Porque I Am The Fly, que viene justamente después, es puro cachondeo. Las letras seguramente sirvieron de base para la neo-psicodelia de los 80, mirando fijamente a los ojos a XTC, pero musicalmente me recuerda al Common People de Pulp con su ritmillo tan particular y esas palmaditas. Desde luego es tremendamente pegadizo.
Wire también pudo haber servido de inspiración a mis queridos Minutemen si tenemos en consideración la sección rítmica de Men 2nd, como también pudo haber inspirado medio movimiento Shoegaze y Radiohead de paso con el tema que pongo aquí, Heartbeat, tan calladito y tranquilo.
Diréis, ¿y dónde cojones se han dejado el Punk de «Pink Flag»? Pues todavía queda algo. Primero tenemos un tema bastante cercano al sonido idiosincrático del género, salvando siempre las distancias (las letras vuelven a ser puro delirio y hay hasta momentos de noise), como es Sand In My Joints. Luego tenemos otra dosis de adrenalina para cerrar el disco, como ya pasara en el debut con 12XU. Too Late es paradójicamente rápido y, sobre todo, cañero. Cuando Newman repite una y otra vez «is it too late to change my mind?» el desenfreno ya ha llegado a su máximo y hay que dejarse llevar por las invasivas guitarras que, según algunos, pudieron servir de modelo para Nirvana posteriormente. También hay quien dice que Used To es My Bloody Valentine antes de que surgiera My Bloody Valentine. Esa forma de cantar, desde luego, da para pensarlo.
Con Wire a veces me pierdo en sus letras (no hay más que leer Mercy o From The Nursery), en sus inteligentes arreglos que subyacen al aparente minimalismo, en sus calculadísimas canciones (ni un segundo de relleno… el mismo Colin Newman decía que la canción acaba cuando ya no hay más que decir). Como banda con elevadas pretensiones artísticas me sorprende que sea alabada por tanta gente. Las revistas y los críticos suelen perder el culo por los vanguardistas, pero no el público en general. Eso es lo que debe hacerles especiales, influyentes y una de las bandas más interesantes del Rock, digo yo.
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