Descripción
Prairie Sun Recording Studio. Cotati, California. Una habitación del estudio C, ubicada en el sótano, es el santuario donde Tom Waits, a su manera, saca lo mejor de sus musas asilvestradas, las mima, golpea y vuelve a mimar, para que dejen sus esencias en su primer disco en cinco años. Hablamos de ese valioso metal fundido en forma de artefacto sonoro. Es su álbum Bone machine.
Sobre esta habitación (La Habitación de Waits le llamaban) el mismo cantante decía: “Encontré una habitación genial en la que trabajar, con sólo un suelo de cemento y un calentador. Lo hicimos ahí. Tenía buen eco«. El jefe del estudio Mark Rennick comentaba por su lado, de una manera más grandilocuente: “Waits gravitaba hacia los ecos de la habitación y creó el paisaje sonoro de Bone Machine. Lo que nos gusta de Tom es que es un musicólogo. Y tiene un oído tremendo. Su talento es un tesoro nacional«. Lo cierto es que ese ambiente austero hizo que Waits se enfocara de una forma más intensa y visceral en parir una música emparentada con el blues rock más primitivo. Esa gloriosa desnudez en sus pistas fue precisamente la que le catapultó a disco de culto.
Después de lanzar su disco de 1987, Franks Wild Years, Waits decidió marcar distancias con su propio material, dedicándose a proyectos paralelos dentro del ámbito teatral. Fue esa lejanía la que le permitió tener una perspectiva distinta para afrontar su música.
Bone machine es un tratado sobre la mortalidad, entendida desde la singular poética del compositor. La corrosiva profundidad de su lírica apunta directo a la sensibilidad del oyente, llevándole a lugares sensoriales de una aridez apabullante. La fotografía de la portada, que fue tomada por Jesse Dylan (hijo del Viejo Bob), nos muestra una imagen borrosa y monocroma de Waits en plena efervescencia gestual.
La solidez instrumental es comprensible, viniendo de quienes venía: Les Claypool, Keith Richards, David Hidalgo, Larry Taylor. El que terminó siendo el décimoprimer disco de estudio de Tom Waits fue premiado con un Grammy al mejor album de música alternativa. Eran otros tiempos, verdaderamente.
Los temas de Bone machine han sido versionados hasta el infinito, usados en films, digeridos por los fans, diseccionados por cada publicación musical que se precie y finalmente llevados al altar de los clásicos. Tom nunca se ha dejado carbón sin usar en sus calderas en ninguna de sus grabaciones, pero fue en éste disco donde alimentó su propio fuego con más euforia. Waits superó a Waits.
Fuente: Ecosdelvinilo
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