Descripción
Ya lo tenemos aquí. Tras publicar cuatro melocotonazos previos, que nos hacían presagiar un gran álbum, ya podemos disfrutar de los 23 cortes que forman este trabajo conceptual inspirado en la excelente novela de igual título, que hace unos meses publicó Marc Ros. Libro que en gran medida vertebra las canciones del disco, aunque ambas obras puedan disfrutarse de forma autónoma.
Y sí, he soltado así, a bocajarro y en el primer párrafo, lo de los 23 cortes para dejar claro que estamos ante unos de esos discos (doble) que hace honor a una época que no existe y no sabemos si algún día, al igual que Abba, regresará. La era dorada del pop y el rock en el que se planteaban obras que debían escucharse de principio a fin para ser comprendidas y asimiladas. Discos como “Tommy” de los Who (1969) o “The Lamb Lies Down On Broadway” (1974) de Genesis que, como el propio grupo ha confesado en alguna entrevista, han influido en la estructura del álbum.
Estamos por tanto ante el disco más variado, completo y sobre todo ambicioso del trío catalán. También ante su mejor álbum. El que ha recuperado la esencia psicodélica de sus inicios, mezclada con la sabiduría pop de los grandes estribillos, la vocación expansiva de los arreglos y su habitual desparpajo que los hace únicos dentro del panorama pop, comparable tan solo al que despliegan a escala internacional bandas como The Flaming Lips o Primal Scream.
Por todo lo escrito hasta ahora, me atrevo a decir que El Regreso de Abba va a marcar un punto de inflexión en la carrera de Sidonie. Y lo va a hacer porque es una de esas obras en la que lo vuelcas todo, te dejan tan vacío como satisfecho. Una obra cumbre que obliga en el futuro a reinventarse de nuevo, sin perder la esencia. Una trabajo concienzudo que, al igual que el libro, es una celebración en toda regla, un canto contra la intolerancia y la vulgaridad y, sobre todo, una medicina de ‘Buenas Vibraciones’ en una época en la que andamos muy faltos a la par que necesitados. Así que espero y deseo que me hagáis caso, a mi y a la propia banda, y os embarquéis en ese viaje sensorial a la par que astral que es la escucha ininterrumpida de los 23 cortes. Os volará la cabeza.
¡Ah! y me reservo la bonita historia que hay tras la versión del “Gracias a la vida” de Violeta Parra, para la entrevista que en breve publicaremos. Ahí explicaremos el porqué de la elección de una obra pictórica del pintor Matías Krahn para ilustrar la portada tanto del disco como de la novela. Y es que no cabe duda de que la magia nos envuelve con su invisible manto. Solo hay que creer en ella para materializarla.
Fuente: Mondosonoro
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