Descripción
Oímos su voz más libre, interior y artística, en el imprescindible “Tremenda”(21) y, como vuelve a cantar en esta segunda parte, “Principio y Origen” (22), seguimos oyéndola, vibrante y clara como el agua que baja del monte, porque “ella no calla” y nosotros lo celebramos. Una voz que aúna dos mundos en uno, la experimentación y la tradición, las alas y las raíces, dos caras aparentemente opuestas para muchos, pero totalmente necesitadas, la una de la otra, para seguir viviendo libres, en el presente y hacia delante. Si en “Tremenda” la raíz flamenca latía a ritmo de sintetizadores y un potente bajo (ramificación ya de su cuerpo), ahora, en “Principio y Origen”, la tierra mojada y los sonidos crudos, acompañan y desnudan los cantes: palmas, jaleos, nudillos y cajón flamenco, además del toque de una decena de guitarristas de relumbrón, como Niño Josele, Paquete, Dani de Morón o el maestro Rafael Riqueni.
Con el mismo repertorio ganador y comprometido (fuerte espíritu social y feminista) de la primera parte, en el que se entrelazan letras populares con otras propias, más los versos de Laurent Berger, Elise Cowen, Lorca y de la mano Morente, Rosario vuelve a la raíz de lo jondo y la filtra por cada poro de su piel en “Principio y Origen”, rezumando arte, verdad y personalidad en los diez temas (más uno) revisitados. Completando un todo, “Tremenda. Principio y Origen”, batiendo sus alas y pasando de la raíz a la contemporaneidad y de la contemporaneidad a la raíz con la misma frescura, dominio y respeto.
De la brisa fresca de la “Oye mi voz Origen” inicial, que fluye y cautiva ahora con cadencia cristalina de colombiana y el espíritu de Pepe Marchena muy presente, con las cuerdas luminosas de Raúl Rodríguez impregnando el aire de aromas de ida y vuelta; a lo jondo de lo jondo en el siguiente parpadeo, con “Serneta Origen”, una soléa al natural y a corazón abierto, con Rosario, Tremenda, cincelando cada estrofa con sus genuinos quejíos, acompañada solo a golpe de nudillos y jaleos.
La guitarra de Rycardo Moreno marca el galope (con regusto al “First We Take Manhattan” morentiano) y Rosario le vuelve a sacar brillo a “Un mundo nuevo Origen”, petenera con La Niña de los Peines bajo las alas, transgresora y pura de la raíz a las ramas que arañan el cielo.
Nos vamos por tangos a fuego lento con Niño Josele, degustando cada recoveco de “Tremenda Valeriana Origen”, para pasar luego, junto a Juan José Suárez “Paquete”, por el Sacromonte de “Romería Origen”, hermosa bambera al son de fandango, con Morente y Lorca siempre presentes y eternos. Justo antes, una taranta que para el tiempo, “Mi voz Origen”, con Rafael Riqueni y ese toque celestial de ángel caído, recuperando y quemando sus alas cada vez que vibran las seis cuerdas de la guitarra, abriendo mares y océanos, haciendo brotar, “tras esos años de polvo”, flores y frutales en el mismísimo desierto.
Del homenaje a la abuela, con esas coplas de su infancia de mil aromas y recuerdos en “Abuelería”, cuplé por bulerías acompañada de un José del Tomate cada vez más auténtico, a esa rumba que lleva en vena “el peligro de quererte tanto y de sufrir esta pena”, con Juan Requena y José Angel Carmona al toque, más festín de palmas y coros, con Rosario sanando heridas y adelantando la primavera en cada estrofa.
Siguiendo el orden de su antecesor, la recta final alcanza quejíos de sentimientos y jondura máxima, primero, por seguiriya, con La Tremendita quemando las naves en “Mi amante Origen”, con Salvador Gutiérrez al toque, y luego, con esos adictivos versos de Elise Cowen, “más puros que la heroína”, en “Concha Dorada”, al perfecto compás por tientos de Joselito Acedo.
Rosario La Tremendita cierra este magistral “Principio y Origen” regalándonos una “vida extra” a modo de romance rebosante de compás y magia por bulerías, “La niña de los lunares”, con Dani de Morón desbordando virtuosismo y personalidad al toque. “Que te quise, que te quiero, te querré”.
Completado este ejercicio de desnudar de electrónica los cantes que ella misma parió a su manera en “Tremenda”, al calor de sintetizadores y sobre el latido de su sempiterno bajo, solo nos queda contemplar y disfrutar, una y otra vez, estas dos caras de la luna en forma de disco doble, “Tremenda. Principio y Origen”, milagroso eclipse que la reafirman como una de las artistas más interesantes y genuinas del flamenco y toda galaxia lejana.
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