Descripción
Seguramente Riverboy no es una banda que se vaya a poner de moda súbitamente como resultado de El Olimpo, pero los signos son que su (cada vez mayor) número de fans sí que es seguro que va a aumentar después de tal gema. Sin duda, este es uno de los discos del año en nuestra ciudad… y digo eso ahora a pesar de que cuando adelantaron seguidas las canciones de La fuente y En la yerba escribí aquí mismo en esta web disonante que lo que estaban haciendo era un juego de buscar y no encontrar, porque la segunda canción incidía en la lisergia y el hipnotismo que tan bien funcionaba en la primera de ellas y era más una repetición de esquemas. Pero ahora en el disco, separadas por tres canciones más y unidas a otras tantas con las que el sonido alcanza nuevos límites, se diluye aquella sensación inicial y aunque la obra completa no se puede decir que apueste por una gran diversidad y se haya arriesgado a la sobrecarga estilística, adquiere una dimensión sónica impresionante, extremadamente psicodélica en muchas de sus partes, con canciones de gran consistencia no tanto en melodías concretas como en partes melódicas diferentes y unidas.
El Olimpo está lleno de alegría; tiene todo el misterio lírico inherente a un buen disco, una mezcla de pasión, nervio y agudeza, con la envergadura y la potencia de las melodías fáciles, como ocurre en Delirio y Por el cañaveral. El grupo refunde los rumbos de los 60 y 70 y pasa como el espíritu de la psicodelia renacido. Seguramente moverse casi tan solo por este propio amor es peligroso, pero cuando hay tan pocos genuinos puntos de vista alternativos a Riverboy que ofrecer, esta banda toma mucha relevancia.
La banda de Charly Riverboy combina el talento a la guitarra de Paco Lamato con el de José Vaquerizo a los teclados, que fue quien los grabó aunque actualmente su lugar en la formación lo ocupa Fran Rosado; con el de Ricky Candela al bajo y el de Sleepy James a la batería, que además coproduce el disco con Paco. Y con todos ellos respaldándole y creando esos espejismos musicales que engañan a la razón ¿puede alguien acusar a Charly de adornar los temas o de no decir exactamente lo que quiere decir de una manera muy directa? El de Riverboy es un sonido natural, resultado de una banda extraída del pasado pero que llega con algo nuevo y marcha directamente a estos años 20 en los que estamos viviendo la pesadilla de la era de la música más calculada que recordamos.
Ya en su inicio con La fuente, una canción burlona que juega con historias inconexas, Riverboy nos va mostrando todos los elementos que van luego apareciendo en el resto de ellas, actuando como una especie de sinopsis del disco, que llega con Nunca fuiste a un epílogo que fluye y refluye como la marea crepuscular y es realmente una canción magnífica. Con una frase final, además, que define muy bien cómo este disco es fruto del destello de una aurora boreal.
Fuente: Sevilladisonante
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