Descripción
Una vez lanzado al mundo el Psalm 69 en 1992 Jourgensen y cía. parecían haber cambiado el estilo hacia derroteros más experimentales. A pesar de haber encontrado una fórmula fácilmente explotable y seguramente provechosa Ministry siguió su camino. Tras el Filth Pig llegó el Dark side of the spoon, parodiando el título del afamado disco de Pink Floyd. Estamos ya en el año 1999 y el industrial estaba pegando fuerte, Al como buen caudillo de la movida tenía que ser el más versátil, el más experimental, el jodido genio del movimiento.
Bien, Lejos quedaba ya el cañero dúo The Mind Is A Terrible Thing To Taste y el Psalm 69, ahora el Dark Side mostraría unos Ministry más oscuros, atmosféricos y sucios. Ritmos básicos, guitarras distorsionadísimas y polvorientas, voces varias y arreglos cuantiosos. Un sopor musical ideal para llegar al trance (si realmente te llega la movida, claro). No hay mucho track machacón, lo suyo es hacerte viajar, pensar…
Dark Side Of The Spoon… bueno, a nadie le dejará indiferente. Puedes odiarlo por su producción cochambrosa (deliberadamente) o por su estilo o bien puedes amarlo por su extraño despliegue de texturas y melodías. ¿Y vosotros? ¿A qué sector pertenecéis?
Supermanic Soul ya comienza simplista, con una batería martilleante y unas guitarras a juego, el bajo está tan distorsionado que incluso parece arder. La pieza no es nada del otro mundo instrumentalmente, no obstante resulta adictiva y curiosa. Whip And Chain comienza oscura y psicodélica, Ty Coon canta junto con Jourgensen aportando un estilo muy similar al de Jim Morrison. Industrial del más enfermizo y lóbrego. Seguidamente viene la primera canción que conocí de Misitry: Bad Blood. Este tercer tema se manifiesta como el más cañero y riffero del álbum. Las guitarras chirrían desprendiendo herrumbre y la batería resuena cacharrera y decadente. Una pasada. No está nada mal el comienzo del disco; variado y entretenido.
Eureka Pile nos seduce con una melodía algo siniestra en las guitarras, seguida de una línea de bajo zumbador mientras Jourgensen entona con una voz distorsionada y aguda. Nos vemos obligados a dejarnos llevar por la sucesión de sonidos industriales y exóticos que van deviniendo y el track prosigue plácidamente hasta dejarnos ante Step. Este corte se manifiesta fanfarrón y lleno de cambios de ritmo desquiciantes. Una locura total, instrumentación muy completa. Si creíais que la locura había muerto con esto estáis equivocados pues Nursing Home continúa (eso sí, más relajada). Un banjo psicodélico marca la melodía principal acompañado del bajo de Paul Barker mientras Al da rienda suelta a su ingenio con un saxo y sus cuerdas vocales. No queda otra, hay que seguir dejándose llevar ante las narcóticas creaciones de Ministry.
La atmosférica Kaif continúa con la misma esencia, tratando que el trance sea más profundo cuanto más avancemos en el disco. Vex & Siolence (que no nos impide leer otra cosa con ese título) sigue los mismos derroteros tranquilos, perdiendo tal vez algo de magia, pues el apalanque comienza a ser soporífero y hace falta un corte para despertar ya. 10/10 cumple esa función arrancando poco a poco, industrial como pocas, mostrando unos ritmos mecánicos aderezados por el saxo de Jourgensen, aportando la guinda al pastel. Tras unos tracks vacíos (hasta el 69) no llegamos al tema final que da un toque ridículo al disco. Se trata de una especie de canción cantada cutremente y a capella por el teléfono. No tiene mayor interés musical que representar el final de este jodido viaje de ácido.
No es el típico disco de industrial metal cañero, no está hecho para escucharse mientras haces ejercicio o das un paseo (a no ser que regreses a casa colocado a las tantas de la mañana). Es un disco para escuchar con poca o ninguna luz, en tu habitación o con unos colegas y unas birras, para filosofar y dejarse llevar. Lo que intento decir es que uno no puede esperarse un Psalm 69 o un disco thrash-bestial como los que luego se marcaron, esto es otra clase de material. Esto es lo que pasa cuando entras en el estudio a grabar puesto hasta las cejas de cualquier cosa, ya conocemos al tío Al ¿no?
Finalmente califico esta pequeña y extravagante delicatessen con un 7.0 y cuatro cuernos flojos. Como ya me empeciné en explicar en el párrafo de arriba: hay que escoger muy bien el momento para degustar esta curiosa joya salpicada de numerosas influencias musicales.
Fuente: Elportaldelmetal
Valoraciones
No hay valoraciones aún.