Descripción
El disco es una auténtica joya. Tras una primera producción con la que nunca habían estado contentos (a mí sí me gusta el sonido de aquel primer disco, pero bueno) se pusieron esta vez en manos de su amado Birch, cuya colaboración les supuso un auténtico subidón. No se podían creer que estuvieran grabando con el productor de los discos que ellos mismos escuchaban, y con este aliciente sometieron obedientes su virtuosismo, sus canciones y su sonido a lo que “el jefe” les pidiera.
Hicieron bien, muy bien. Martín Birch era un dios del estilo, y lo sabían. Era alguien que había ensalzado grupos que de por sí eran enormes, y había conseguido un logro increíble: darle a todo su propio sello y, a la vez, respetar plenamente el sonido de cada grupo que tenía entre manos, sacando siempre lo mejor de cada músico, siempre en busca de la obra maestra. Bien lo demuestran sus producciones para Whitesnake, Deep Purple o Black Sabbath.
Fuente: Elportaldemetal
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