Descripción
En Gemini las cuatro primeras canciones (o, como a Prisma le gusta señalar, la primera cara del disco) representan el lado más pop de la pareja: esa mezcla entre psicodelia luminosa, repetición mántrica y melodías encantadas que tan buen resultado había dado en “Waves”. Con la diferencia de que en esta ocasión los ritmos son más complejos, los sonidos utilizados son menos evidentes y las estructuras se quiebran, siempre en busca de la sorpresa. Y así, si “Teenagers” sorprende con su agresivo juego de guitarras y su teclado en tensión, “Burgundy coloured mazes” vuelve a situar a los chicos en ese territorio en el que The Velvet Underground se filtra a través de la psicodelia de los ochenta, mientras que “Interlude” muestra su cara más ambiental (y espacial) y “Last train” se revela como la pequeña joyita pop que esconde el disco. El tema de cierre, “Endless circle”, habla en cambio de cómo se comporta Holögrama cuando se sube a un escenario: catorce minutos de electricidad estática, letanías vocales, teclados planeadores y melodías en descomposición, que se enroscan alrededor de un ritmo motórico. Son las dos caras de “Gemini”; las dos caras de una misma banda.
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