Descripción
Hace unas semanas llegó un paquetito a redacción de parte de los chicos de Ernie Producciones. Emocionados, lo abrimos antes de que el señor Tanaka lo viese y se lo quedase: eran los dos últimos discos de dos artistas nacionales muy recomendables: Holywater y Julio de la Rosa. Y no solo nos mandaron los discos, sino que también nos daban la oportunidad de verlos en directo. Y así hicimos con Holywater; por desgracia, las fechas de Julio de la Rosa no encajaban bien en la agenda de ninguno en redacción. Pero no por eso vamos a dejaros de hablar de este artista. Ya os lo voy adelantando: es un disco que engancha poco a poco; no crees darte cuenta de estar tragándote el anzuelo con cada canción, pero una vez termina ya te ha cazado: vuelves a escucharlo. Veamos los motivos de esta situación.
Estamos ante un lp de 44 minutos y 16 cortes: no es un disco de “grandes” canciones, sino de composiciones pequeñas, mensajes cortos de dos o tres minutos, donde el artista desgrana ambientes emocionales sobre las relaciones de pareja y sus problemáticas variantes amorosas: desde la situación de la folliamistad en Tan amigos, pasando por los encuentros espontáneos de Entresemana o Hasta que te hartes y, llegando, por supuesto, a la tristeza de la ruptura en temas que llegan hondo, como es el caso de El anzuelo. La carga del disco sin duda la llevan las letras, donde es fácil reconocerse, pues Julio de la Rosa aterriza más de una vez en lugares comunes, experiencias de vida que a más de uno le sonarán, para bien o para mal.
Pero un disco no es bueno únicamente por sus letras. En La Herida Universal se practican melodías variadas, picoteando con la samba (El traje, Violines de noche) o guitarras de rock sencillo (Las camareras), pero siempre teniendo como mapa de guía el pop más esencial, sobre todo en la parte vocal, donde la voz de Julio De la Rosa se hace particular pese a ciertos dejes que nos recuerdan al gran Nacho Vegas.
Fente: Tanakamusic
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