Descripción
Así, Eternity, in your arms es un disco estéticamente oscuro, que debe mucho a la voz de Will Gould, aunque no tanto por la materia prima, ya que, al fin y al cabo, lo que hacen es punk rock apañado y de manual. Rápido, bien distribuido en sus vertientes y con una libertad melódica que deja patente el poder de los estribillos. Lo que sí ofrece Gould es un recorrido vocal muy original, atrevido. Hace que te preguntes cómo se le ha ocurrido todo eso. Igual te sorprende con una parte a toda pastilla, como te corta en seco con una pausa, para llevarte a un registro más épico y grandilocuente, volviendo a meterle caña poco después. Cuando la parte instrumental acelera, Gould acostumbra a bajar su tempo, y viceversa. Es un recurso que mantiene en casi todo el disco, y da un sello que muy pronto te hace olvidar la nostalgia y demás excusas -abusivas ya hoy en día, hay que decirlo claro-. A lo mejor, simplemente es el efecto novedad en comparación con los anteriores EPs, más puristas, pero la cuestión es que quieres seguir adentrándote en el disco. “Eternity, In Your Arms” es un álbum con pedigrí, decimos estéticamente oscuro porque las letras están lejos de hablar de problemas de sangre, deudas o Derechos Humanos. Ahí es donde difícilmente se puede destacar nada. Tenemos tiros a la diana, eso sí, como el estribillo de “Crickets”, capaz de hacer daño y subir la temperatura a la vez, a cargo de la teclista Hannah Greenwood en la voz. Quizás para ser una banda oscura de verdad has de haber pasado problemas de verdad, pero como no conocemos a estos chavales, nos limitaremos a comentar que el disco da para algo más que hablar sobre la ruptura amorosa.
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