Descripción
Si ayer mismo contaba el carácter casi demodé que tenía el romanticismo de querer conservar los cánones del rock urbano de tintes románticos y noctámbulos con los navarros A Deshoras, hoy casi que esa misma línea argumental podría valer a la hora de abordar la escucha y el análisis de Arde, el debut homónimo de esta cabecera tras la que se esconde el músico Isaac Mangas, que podemos encontrar, bajo el nombre de Jysus, como voz y guitarra de Gamónides. Una banda que aúna casi por igual punk, psicodelia, garage y rock & roll. En esta nueva aventura, que viene avalada con su entrada en algún que otro festival, como el encuentro profesional y musical de Monkey Week, que se celebra a final del presente mes de noviembre, no es que se salga en principio de algunos de esos parámetros, pero sí que los refina una capa más retro que casi parece extraída de un túnel del tiempo, pero con los medios y calidad de grabación actuales. Presenta así un disco donde el rock mantiene el pulso entre devaneos barroquistas y, por momentos (muchos) psicotrópico con arreglos a veces minimalistas y otros grandilocuentes, con la producción de uno de los músicos de otra banda que, como sabemos, juega en una liga parecida desde hace tiempo como es Íñigo Bregel de Los Estanques, tanto en solitario como en ese proyecto conjunto con Anni B. Sweet. Arde y su álbum homónimo presenta nueve cortes que directos y al grano, sin devaneos de largos metrajes, en media hora. Otro viaje de estilo que mantiene viva el vigor del género con savia nueva.
Para grabar el álbum, Mangas ha contado con el propio Bregel a los teclados, además de las colaboraciones de Toño Cardiaco, saxofonista y tecladista (también conocido como Eknorfu Palig de Los Cardiacos, Los Positivos) o Daniel Fernández al bajo (Maika Makovski, Lüger, Melange, Magic Bus).
“El Mar” se abre con una melodía juglaresca a la que casi falta entrar al poco la flauta de Ian Anderson de Jethro Tull o la de José Carlos Molina de Ñu. Un bajo tan saturado que casi parece muteado, sintes, teclas y una batería hiper orgánica arropan un maravilloso texto atemporal y psicodélico, con idas y venias melódicas entre lo delicado y lo enérgico. Tras la conclusión de la historia de superación se llega al mar con bonitos teclas barrocas y una fanfarria de viento metal muy épica. Una excelente carta de presentación. “La Tormenta” arranca más directa y entre susurros y ruidismo en algunos arreglos más apelmazados se sigue el marchamo de setentismo descarado, esta vez con rugidos de guitarra más compactos y distorsionados.
Con una digitación muy pautada de sintetizadores arranca “Bossa De Gata”, que hace honor al nombre con un tempo algo más ligero y con afección medida en la voz. Pese a esta aparente tranquilidad, el corte acabará encerrando muchos de los principales desbarres, con un chispeante solo de guitarra, que acaba en diálogo con los sintes. Le sucederá “Himno A La Clase Media”, que se abre con tempo de marcha militar en una corrosiva narración de enfermedades endémicas en tiempos de auto explotación. Las fanfarrias finales y el tintineo de los coros tiene mucho de Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band.
“Cuenca Minera” (sin borracha ni dinamitera, que cantaría Siniestro Total) es una balada con armazón de swing guatequero donde destacará sobremanera los arreglos de cuerdas que engrandecen el resultado, para otro corte de mensaje insidioso y mordaz. El segundo trío de temas se completa con “Arde”, la canción que da nombre a banda y disco. Una sobremezcla de metales, sintes, bajo y batería arrancan hipnóticas desde el primer compás, hasta desembocar en una explosión textual liberadora, desbordada de influencias hippies y un desarrollo de exceso que lo mismo nos suena a Yes que a King Crimson.
Para el tercio final del álbum, “Vergüenzas” ofrece unas hechuras entre el funk y el disco en las partes instrumentales y muy livianas y desenfadas en las partes cantadas, concentradas con peso de batería y acústicas. Por su parte, “Choque” es un tema en el que más se pueden notar las influencias apunkadas del autor, con un aire Iggy y sobre todo en la forma de atacar el crecimiento del texto en la segunda parte, todo regado con unos teclados psicodélicos y, por momentos, terroríficos. El cierre lo dará “Mejor Soñar”, con un toque oriental gracias al sitar que tan bien sienta y casa con la propuesta de la espectacular portada en lo que viene a ser la gran fumada final en el corte más extenso de la lista.
Arde remata de esta forma un disco que trae al presente unos sonidos que estuvieron muy circunscritos a una época demostrando que, bien entendido y reactualizado, nada pasa de moda.
Fuente: Rocksesion.com
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