Descripción
Comenzaron los 90 y A Tribe Called Quest, el grupo más creativo de la década en la escena hip hop, presentó su álbum debut: People’s instinctive travels and the paths of rhythm. Un debut atrevido, experimental y logrado que siguió el camino trazado, sólo un año antes, por otro excelente primer trabajo, 3 Feet High And Rising (Tommy Boy), de De La Soul.
También esta obra privilegió la vertiente positiva e inteligente del género, despreciando la deriva hardcore y ‘macho’, cuestionando su vertiente más comercial y proponiendo una alternativa. También convierte el humor en un arma y replantea el uso de los samples, dado que a finales de los 80 los productores de hip hop habían convertido la discografía de James Brown en un gran supermercado.
El trío de la costa Este privilegió en cambio los samples jazzísticos y elecciones tan curiosas como The Beatles, Lou Reed ―excelente el empleo de Walk on the Wild Side en Can I Kick It?― o Jimi Hendrix. El resultado es uno de los discos clave del jazz-rap pero también uno de los mejores ejemplos del uso creativo de samples.
Producción aparte, que es decididamente estimable y en su momento fue, sobre todo, refrescante, el debut de A Tribe Called Quest destaca por los raps de Q-Tip y Phife y las letras que estos rapean. Ninguno de los dos era por entonces un prodigio de técnica, pero sí eran MCs personales y como dúo exhibían una sobresaliente compenetración.
Más importante es, en cualquier caso, su abanico temático. Por una parte, desarrollan una faceta socialmente concienciada y se muestran críticos con el hip hop contemporáneo: Q-Tip llega a describirlo, en After Hours, como “loops de funk sobre beats hard-core”. A Tribe Called Quest es prácticamente la antítesis. Por otra en cambio, nos regalan más de una pieza humorística, entre ellas I Left My Wallet In El Segundo, Pubic Enemy ―además de ser un juego de palabras con un compañero de escena, Public Enemy, alerta sobre las enfermedades venéreas― y Ham ‘N’ Eggs, aunque esta última, que se preocupa por ese enemigo silencioso denominado colesterol, uno no sabe hasta qué punto tomársela a broma.
No es una obra redonda, pero sirvió como ensayo general para esa maravilla que ofreció sólo un año después: The Low End Theory (Jive Records). Quizá la clave sea una sana pero excesiva osadía, que no siempre se concreta en cortes brillantes. La ambiciosa introducción Push It Along, que comienza con un niño llorando y termina con el himno francés, es un ejemplo paradigmático en ese sentido.
Fuente:Unplanetadesonidos
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